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19 noviembre 2006

Entrar y Salir
Gregorio Peces-Barba, Alto Comisionado para las Víctimas del Terrorismo, ha declarado que a él las críticas de la AVT "le entraban por un oído y le salían por el otro".

¡Qué suerte tiene Peces-Barba! Mientras que a otras personas lo que les entró por la nuca y les salió por los ojos fue una bala etarra, destrozándoles el cerebro y esparciendo sus sesos por la acera de cualquier calle, a Peces-Barba sólo le entran y le salen en el cráneo las opiniones de las víctimas, incapaces de dañar su cerebro enfermo y sectario. Porque las opiniones de las víctimas sólo están cargadas de razón y de justicia, no de plomo asesino. Y no destrozan nada, porque sólo pueden herir de manera metafórica en la conciencia y en el corazón. Y sólo hieren a aquéllos que tengan corazón y conciencia, lo cual no es el caso de Gregorio Peces-Barba.

¡Qué repetitiva es la naturaleza humana en su maldad! En el fondo, ya hemos visto a muchos otros Peces, muchas veces. Le hemos visto vestido de militar de opereta, con sus entorchados y su bigote marcial, asistiendo a un concierto benéfico mientras los gritos de las madres de Plaza de Mayo y la memoria de los desaparecidos le entran por un oído y le salen por el otro. Hemos visto a Peces-Barba ataviado con su uniforme de otoño del patriarca, comiéndose un aguacate mientras sus sicarios dan una paliza, por el único delito de querer salir de la isla-prisión, a un cubano cuyos gritos de dolor le entran por un oído y le salen por el otro. Le hemos visto investido de la dignidad de sheriff, tomando una jarra de cerveza en el único bar del pueblo y haciendo oídos sordos a los alaridos que profiere el negro al que está castrando el hijo del alcalde, disfrazado de Ku-Klux-Klan.

Hemos visto a lo largo del tiempo a tantos canallas pequeñitos como tú, Gregorio; miserables como tú, Gregorio; sectarios como tú, Gregorio; irrelevantes, Gregorio, como tú... que tu ruindad mezquina nos es ya familiar. Como nos es ya familiar el desenlace de la historia: antes o después el asesino tendrá que enfrentarse a la Justicia. Como también se enfrentarán al juicio de los hombres y de la Historia los que fueron, con su silencio, cómplices del asesino.

Déjame que te diga una cosa, Peces: lo que te entre o te salga nos importa un enorme, un gigantesco, un soberano bledo. Los gritos pidiendo memoria, dignidad y justicia no te los dirigimos a ti, mindundi, ni tampoco a Zapatero, sino a la sociedad española. A esa sociedad formada por ciudadanos que en nada se parecen a ti, porque son personas que no pueden reprimir las lágrimas al ver una película como "13 entre mil", ni pueden evitar que el corazón les de un vuelco al escuchar el testimonio de Teresa Jiménez-Becerril. Porque son personas que tienen eso de lo que tú careces, Peces: corazón y conciencia. Y que se acuestan por las noches sin sentir el profundo asco que, en el fondo, Gregorio, tú sientes por ti mismo.

Por si no te has enterado, Comisionado, no vamos a consentir ninguna Ley de Punto Final. Si la intentáis defender, denunciaremos vuestros actos. Si la intentáis dictar, tomaremos la calle. Y si a pesar de todo la dictáis, la revocaremos. Nada tenéis pues para negociar, porque no vamos a dar por bueno ningún pacto que alcancéis con los que sacuden el árbol para que vosotros recojáis las nueces de la ira. Ningún asesino va a quedar impune.